Proverbios 20.13: «No ames el sueño, no sea que te empobrezcas; ábre los ojos, y te saciarás de pan.» (RV)
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes una sabia enseñanza que se encuentra en Proverbios 20.13. Este versículo nos exhorta a no amar el sueño, pues ello puede llevarnos a la pobreza. En cambio, se nos anima a abrir los ojos y así seremos saciados de pan.
El sueño es necesario para nuestro descanso y recuperación física y mental. Dios diseñó nuestro cuerpo con la necesidad de dormir para poder funcionar adecuadamente. Sin embargo, el texto bíblico nos advierte sobre amar el sueño en exceso, dejando de lado nuestras responsabilidades y compromisos.
En nuestra sociedad actual, es fácil caer en la tentación de buscar el placer del sueño en lugar de enfrentar nuestras obligaciones. Muchas veces, nos encontramos aplazando nuestras tareas importantes y evitando el trabajo arduo. Pero la Palabra de Dios nos llama a despertar, a abrir los ojos y a tomar acción.
¿Qué significa abrir los ojos en este contexto? Abrir los ojos implica estar alerta, ser conscientes de las oportunidades y las responsabilidades que tenemos delante de nosotros. Significa ser diligentes y responsables en nuestro trabajo, en nuestras relaciones y en nuestro servicio a Dios.
Cuando nos entregamos al sueño excesivo, corremos el riesgo de perder oportunidades valiosas. Podemos perder oportunidades de crecimiento personal, profesional y espiritual. Podemos perder la oportunidad de bendecir a otros y de ser bendecidos por Dios. Por eso, es importante recordar que el sueño en sí mismo no es malo, pero amarlo en exceso puede llevarnos por un camino de estancamiento y escasez.
En cambio, si abrimos los ojos y nos dedicamos a nuestras tareas con diligencia, el versículo nos promete que seremos saciados de pan. Esto no solo se refiere a la provisión material, sino también a la satisfacción y la bendición que experimentamos cuando somos responsables y cumplimos con nuestras responsabilidades.
Cuando nos esforzamos en nuestro trabajo, cosechamos los frutos de nuestro esfuerzo. Cuando cumplimos con nuestras obligaciones, somos recompensados con una sensación de logro y propósito. Cuando servimos a Dios y a los demás con diligencia, experimentamos la paz y la alegría que solo Él puede dar.
Hermanos y hermanas, no permitamos que el amor al sueño nos robe las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros. No dejemos que la pereza y la falta de diligencia nos empobrezcan emocional, espiritual o materialmente. Abramos nuestros ojos y estemos dispuestos a enfrentar los desafíos y las oportunidades que se nos presentan.
Que este versículo nos sirva de recordatorio diario para ser personas responsables, diligentes y comprometidas con nuestro deber. Que seamos conocidos por nuestra dedicación y nuestra entrega al trabajo que Dios nos ha encomendado. Que no amemos el sueño en exceso, sino que busquemos la satisfacción y el pan que solo Él puede proveer.
En conclusión, recordemos las palabras de Proverbios 20.13: «No ames el sueño, no sea que te empobrezcas; ábre los ojos, y te saciarás de pan.» Sigamos este sabio consejo y vivamos una vida plena y abundante, siendo diligentes y responsables en todo lo que hagamos.
Dios les bendiga abundantemente.
Proverbios 20.13: «No ames el sueño, no sea que te empobrezcas; ábre los ojos, y te saciarás de pan.» (RV)