Salmos 56:8 – «Tú cuentas mis pasos errantes; recoge mi llanto en tu redoma; ¿acaso no está todo esto anotado en tu libro?»
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una palabra de aliento y consuelo que encontramos en el Salmo 56:8. Este versículo nos recuerda que nuestro Dios es un Dios que se preocupa por nosotros en todo momento, incluso en los momentos más difíciles de nuestras vidas.
En este Salmo, el salmista David está pasando por un momento de gran angustia y persecución. Él se encuentra rodeado de enemigos y se siente atrapado en una red de dificultades. Sin embargo, en medio de su sufrimiento, David encuentra consuelo en el Señor. Él reconoce que Dios está al tanto de cada uno de sus pasos errantes y que Él recoge sus lágrimas en una redoma.
Cuando nos encontramos en situaciones similares a las de David, es fácil sentirnos abrumados por el dolor, la tristeza y el miedo. Pero debemos recordar que nuestro Dios es un Dios que se preocupa por nosotros de una manera muy personal. Él no solo conoce nuestras luchas y aflicciones, sino que también está dispuesto a recoger nuestras lágrimas y consolarnos en medio de ellas.
Imaginen por un momento a Dios recolectando nuestras lágrimas en una redoma. Cada una de nuestras lágrimas tiene un significado especial para Él. No importa cuán pequeñas o insignificantes parezcan, Él las valora. Cada lágrima representa un momento de dolor, de tristeza o de angustia que hemos experimentado. Y Dios está ahí, presente, para consolarnos y secar nuestras lágrimas.
Cuando estamos en medio de la adversidad, es importante recordar que nuestro Dios es fiel. Él ha prometido estar con nosotros en todo momento y nunca nos abandonará. Incluso cuando nos sentimos solos y desamparados, Él está allí, recogiendo nuestras lágrimas y llevando un registro de cada una de nuestras dificultades.
Es reconfortante saber que no estamos solos en nuestras luchas. Tenemos un Dios que nos ama incondicionalmente y que está dispuesto a cargar nuestras cargas y enjugar nuestras lágrimas. Él nos anima a confiar en Él y a depositar nuestras preocupaciones y aflicciones en sus manos.
Hermanos y hermanas, no importa cuál sea la situación por la que estén pasando en este momento, les animo a que depositen su confianza en el Señor. Él es capaz de llevar nuestras cargas y consolarnos en medio de nuestras lágrimas. Permítanme recordarles una vez más las palabras del Salmo 56:8: «Tú cuentas mis pasos errantes; recoge mi llanto en tu redoma; ¿acaso no está todo esto anotado en tu libro?»
Que estas palabras sean un recordatorio constante de que Dios está con ustedes en todo momento, guiándolos y consolándolos en medio de las dificultades. Confíen en Él, depositen sus preocupaciones en sus manos y permitan que Él recoja sus lágrimas y las transforme en gozo.
En conclusión, hermanos y hermanas, recordemos siempre que nuestro Dios es un Dios amoroso y atento. Él nos conoce profundamente y está dispuesto a llevar nuestras cargas y consolarnos en medio de nuestras lágrimas. Confíen en Él y permitan que su amor les sostenga en los momentos más difíciles. ¡Que la paz de Dios llene sus corazones y les dé esperanza en medio de las pruebas!
Salmos 56:8 – «Tú cuentas mis pasos errantes; recoge mi llanto en tu redoma; ¿acaso no está todo esto anotado en tu libro?»
¡Que estas palabras sean una fuente de consuelo y fortaleza para ustedes hoy y siempre! Amén.
Salmos 56:8 – «Tú cuentas mis pasos errantes; recoge mi llanto en tu redoma; ¿acaso no está todo esto anotado en tu libro?»