Salmos 10:17 – «Tú oyes, oh Jehová, la petición de los humildes; tú les dispones su corazón, y haces atento tu oído» (Reina Valera 1960).
Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo. Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa promesa que encontramos en el libro de Salmos, específicamente en el versículo 17 del capítulo 10. Esta hermosa declaración nos recuerda el amor y la fidelidad de nuestro Dios hacia aquellos que son humildes y claman a Él.
En nuestra vida diaria, a menudo nos enfrentamos a desafíos y situaciones que parecen abrumadoras. Nos sentimos solos, frustrados y sin esperanza. Sin embargo, en medio de nuestras luchas, el Salmo 10:17 nos brinda consuelo y seguridad en el amor de Dios hacia nosotros.
Este versículo comienza diciendo: «Tú oyes, oh Jehová, la petición de los humildes». ¿Qué hermosa verdad encierra esta frase! Nuestro Dios, el Creador del universo, nos escucha cuando le hablamos. Él está atento a nuestras oraciones, a nuestras lágrimas y a nuestros anhelos más profundos. No importa cuán insignificantes nos sintamos, Dios nos escucha y se preocupa por lo que tenemos que decir.
Además, el versículo continúa diciendo: «Tú les dispones su corazón». Dios no solo nos escucha, sino que también trabaja en nuestros corazones. Él conoce nuestras necesidades y nuestros anhelos incluso antes de que se los expresemos. Él nos da la sabiduría y la guía para enfrentar cada situación que nos encontramos. Él nos fortalece y nos da la paz que sobrepasa todo entendimiento. ¡Qué maravilloso es saber que tenemos un Dios que nos cuida tan amorosamente!
El versículo concluye diciendo: «y haces atento tu oído». Nuestro Dios no solo nos escucha, sino que también presta atención a cada una de nuestras palabras. No somos ignorados ni olvidados. Nuestro Padre celestial está atento a cada detalle de nuestras vidas. Él está dispuesto a actuar en nuestro favor y a responder a nuestras oraciones según Su voluntad perfecta. Nunca estamos solos en nuestras luchas, porque tenemos un Dios que nos escucha y está dispuesto a intervenir en nuestras vidas.
Queridos hermanos y hermanas, hoy los animo a aferrarnos a la promesa de Salmos 10:17. No importa cuán difíciles sean las circunstancias que enfrentemos, podemos confiar en que nuestro Dios nos escucha, trabaja en nuestros corazones y presta atención a cada una de nuestras palabras. No estamos solos, y en Él encontramos consuelo y esperanza.
Cuando nos sintamos abrumados, cuando nuestras oraciones parezcan no ser respondidas o cuando nos encontremos en medio de la adversidad, recordemos el poder de Salmos 10:17. Clamemos a nuestro Dios con humildad, sabiendo que Él nos escucha y está dispuesto a llevarnos de la mano en cada paso del camino.
En conclusión, amados hermanos y hermanas, confiemos en la promesa de Salmos 10:17. Nuestro Dios es fiel y está cerca de aquellos que le buscan con humildad. No importa cuán difíciles sean nuestras circunstancias, Él nos escucha, trabaja en nuestros corazones y presta atención a cada una de nuestras palabras. Acerquémonos a Él en oración, sabiendo que Él es nuestro refugio y nuestro amparo en tiempos de necesidad.
«¡Tú oyes, oh Jehová, la petición de los humildes; tú les dispones su corazón, y haces atento tu oído!» (Salmos 10:17, Reina Valera 1960).
Que Dios les bendiga abundantemente y les dé la paz que sobrepasa todo entendimiento. Amén.
Salmos 10:17 – «Tú oyes, oh Jehová, la petición de los humildes; tú les dispones su corazón, y haces atento tu oído» (Reina Valera 1960).