Conéctate Con Dios

En tus ojos, Señor, estoy protegido: Salmos 17:8-9


Salmos 17:8-9 (RVR 1960) says:

«Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas, de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que me rodean.»

Estas palabras del salmista nos revelan una verdad maravillosa: Dios se preocupa por nosotros de una manera tan profunda que nos guarda como a la niña de sus ojos. ¡Qué hermosa imagen! Imagínate a un padre cuidando y protegiendo a su hija, atento a cada detalle de su vida, siempre dispuesto a resguardarla de cualquier peligro. Así es nuestro amado Padre celestial con cada uno de nosotros.

La Biblia nos enseña que somos preciosos para Dios, que somos sus hijos amados. En Deuteronomio 32:10 (RVR 1960) leemos: «Le halló en tierra de desierto, y en yermo solitario; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo.» Dios nos ha encontrado en los momentos más oscuros de nuestra vida y nos ha rescatado, nos ha llevado a su presencia, nos ha enseñado y nos ha protegido con un amor inmenso.

En medio de las adversidades, enfrentamos la realidad de que hay personas malintencionadas que nos oprimen y enemigos que nos rodean. Sin embargo, en esos momentos difíciles, podemos encontrar refugio bajo la sombra de las alas de Dios. Él nos acoge en su abrazo, nos cubre con su protección y nos da paz en medio de la tormenta.

Es importante recordar que los problemas y las dificultades son parte de la vida. Todos enfrentamos momentos de prueba y aflicción. Pero la diferencia radica en cómo enfrentamos esas situaciones. Podemos elegir confiar en Dios y buscar refugio en Él, o podemos intentar enfrentarlas solos, confiando en nuestras propias fuerzas. La elección es nuestra.

Cuando decidimos confiar en Dios y buscar su protección, él nos guarda como a la niña de sus ojos. Nos muestra su amor y nos da la seguridad de que no estamos solos. Nos recuerda que no importa cuán grande sea el problema que enfrentamos o cuán poderosos sean nuestros enemigos, Él está a nuestro lado y pelea nuestras batallas.

En Salmos 91:4 (RVR 1960) leemos: «Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.» ¡Qué promesa tan maravillosa! Dios es nuestro refugio, nuestro escudo y nuestra fortaleza. Él nos protege en todo momento y nos cubre con sus alas. En su presencia encontramos seguridad y paz.

Hoy, te animo a confiar en Dios y buscar refugio bajo la sombra de sus alas. Permítele cuidarte como a la niña de sus ojos. Él conoce tus necesidades, tus luchas y tus temores. Él está dispuesto a guiarte, instruirte y protegerte en todo momento.

No importa cuán difíciles sean las circunstancias que enfrentes, recuerda que Dios está contigo. Él es tu defensor y tu protector. Confía en su amor y en su poder. Descansa en la seguridad de que Él te guarda como a la niña de sus ojos.

En Salmos 17:8-9 (RVR 1960) encontramos esta hermosa promesa una vez más:

«Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas, de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que me rodean.»

Que estas palabras sean un recordatorio constante de la fidelidad y el amor incondicional de Dios hacia ti. Permítele ser tu refugio y tu fortaleza en todo momento. Confía en que Él está contigo, cuidándote y protegiéndote como a la niña de sus ojos.

Salmos 17:8-9 (RVR 1960):

«Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas, de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que me rodean.»

Que estas palabras te inspiren a confiar en Dios y a buscar refugio en Él. Que encuentres consuelo y fortaleza en su amor incondicional. Él te guarda como a la niña de sus ojos, y siempre estará contigo para cuidarte y protegerte.