Textos Biblicos Para Ofrendar
¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy nos reunimos para reflexionar sobre un tema muy importante en nuestra vida de fe: la ofrenda. La ofrenda es una manera de expresar nuestro amor y gratitud a Dios, y de contribuir al avance de Su obra en el mundo. En la Biblia encontramos numerosos textos que nos animan y nos enseñan cómo ofrendar de manera generosa y con un corazón agradecido.
Uno de estos textos se encuentra en el libro del Deuteronomio, capítulo 16, versículo 17, donde se nos insta a ofrendar «conforme a la bendición que Jehová tu Dios te haya dado». Esta Palabra nos recuerda que nuestras ofrendas deben ser proporcionales a las bendiciones que hemos recibido de Dios. Él es un Dios generoso que nos provee en abundancia, y nuestra respuesta debe ser también generosa.
En el libro de Proverbios, capítulo 3, versículos 9 y 10, leemos: «Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto». Este pasaje nos invita a honrar a Dios con nuestros recursos, dedicándole lo mejor de lo que tenemos. Al hacerlo, Dios promete bendecirnos y multiplicar nuestras provisiones.
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo nos exhorta en 2 Corintios 9:7 a ofrendar de corazón alegre y sin compulsión, pues «Dios ama al dador alegre». Nuestras ofrendas deben ser un acto de adoración y gratitud, no de obligación. Cuando ofrendamos con alegría y generosidad, estamos mostrando nuestro amor y confianza en Dios, y Él se complace en bendecirnos abundantemente.
Un pasaje clásico sobre ofrendar se encuentra en el libro de Malaquías, capítulo 3, versículos 10 y 11: «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos». Este pasaje nos enseña que al ofrendar nuestros diezmos y primicias, estamos poniendo a prueba la fidelidad de Dios y Su capacidad para bendecirnos abundantemente.
Queridos hermanos y hermanas, estos textos bíblicos nos revelan la importancia de ofrendar de manera generosa y con un corazón agradecido. Nuestras ofrendas son una forma tangible de demostrar nuestra obediencia y gratitud hacia Dios, y también de contribuir al avance de Su reino en la Tierra. Dios nos ama y nos provee en abundancia, y Él espera que respondamos a Su amor con generosidad y alegría.
Cuando ofrendamos con un corazón agradecido, estamos sembrando en el reino de Dios y Él promete bendecirnos abundantemente. Nuestras ofrendas no solo ayudan a suplir las necesidades de la iglesia y de los ministerios, sino que también nos permiten participar activamente en la obra de Dios en el mundo. Cada ofrenda que damos se convierte en una semilla que Dios utiliza para transformar vidas y alcanzar a aquellos que aún no conocen el amor de Jesús.
Recordemos siempre que nuestras ofrendas deben ser una expresión de amor y gratitud hacia Dios, y no una obligación o un acto de manipulación. Dios nos ama incondicionalmente y nos invita a ofrendar de manera alegre y generosa. Él es nuestro proveedor fiel y promete bendecirnos abundantemente cuando confiamos en Él y le damos lo mejor de lo que tenemos.
En conclusión, hermanos y hermanas, los textos bíblicos para ofrendar nos instan a ser generosos y a ofrendar con un corazón agradecido. Nuestras ofrendas son una forma de honrar a Dios, de sembrar en Su reino y de participar activamente en Su obra en el mundo. Que cada uno de nosotros pueda reflexionar sobre estos textos y responder con generosidad y alegría al llamado de ofrendar. Que nuestras ofrendas sean una expresión de nuestro amor y gratitud hacia Dios, y que Él nos bendiga abundantemente por nuestra obediencia y fe.
¡Que Dios les bendiga ricamente, amados hermanos y hermanas! Oremos para que nuestras ofrendas sean utilizadas por Él para transformar vidas y alcanzar a aquellos que aún no conocen Su amor. Amén.
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